Con este artículo «Tesoros de Beldad» enviado por Maria Jesús Hernández, abrimos esta sección de colaboración entre vosotros y nuestro taller, en el que nos podéis enviar artículos que os resulten interesantes relacionados con la cosmética, salud, historia, novedades… y que deseéis compartir. Solo tenéis que enviarnos el texto y las imágenes que queráis que aparezcan y en breve lo publicaremos. A continuación os dejamos con nuestra primera colaboración:
Tesoros de Beldad, recetario de cosmética medieval
En el año 1981, en la colección Archivo de Tradicionales Populares, actuando como editor José J. de Olañeta, se publicó, en una preciosa y cuidada edición, un recetario de cosméticos y fármacos de la Baja Edad Media, titulado FLORES DEL TESORO DE BELDAD. Como indica la prologuista de la edición, a través de la misma se ponía al alcance no solo de los boticarios sino también de las amas de casa, conocimientos ancestrales de medicina popular y rectas heredadas de la antigüedad o traídas a Occidente por la medicina árabe.
Destaca la autora del prólogo, Teresa –María Vynoles, la relación que se establece en ese librito entre la belleza, la higiene, la salud y el sexo. Hay fórmulas de cosméticos, perfumes, depilatorios, baño, dentífricos, remedios para cualquier dolencia, afrodisíacos, etc. Y se trata además de un libro destinado preferentemente a las mujeres, lo cual confirma el alto interés que, en cualquier momento de la historia, las féminas han concedido a su aspecto físico, aunque hay, desde luego, varios consejos destinados a los hombres.
De entre las múltiples recetas incluidas en este tratado, transcribimos ahora precisamente la última de las más de 90 que comprende esta interesante y curiosa publicación:
CAPITULO LXXXXIII-PARA HACER UN PERFUME MUY MARAVILLOSO.
Si quieres hacer un perfume muy maravilloso y precioso, tomarás dos onzas de tragacanto y déjalas dos días en remojo en agua fina; y media libra de benjuí; y una dracma de almáciga; y muélelo bien todo. Y luego tomarás un poco de algalia y la mezclarás con todo lo demás, cuando lo tengas preparado. Y cuando esté bien amasado, con una caña, o con lo que tú quieras, pero que sea bien liso, lo aplanarás, alisándolo, hasta que verás que posee el grueso que desees. Y cuando lo tendrás plano lo cortarás con un cuchillo, y cuando lo habrás cortado, darás a las partes forma redondeada, como de panecillos del tamaño de medio cruzado. Y cuando te querrás perfumar, harás trocitos de estos panecillos y, mediante un hisopo, perfumarás todo lo que tú querrás. Y si quieres hacer panecillos, añadirás a la pasta un tercio de carbón de sauce, y así harás los dichos panecillos.
(Flor del Tesoro de la Belleza-Tratado de muchas medicinas o curiosidades de las mujeres- José J. de Olañeta, Editor- ISBN.84-85354-42-7).
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