Guía para una casa sin tóxicos en 5 fáciles pasos
guia para limpiar tu casa sin toxicos

Guía de productos naturales para la limpieza del hogar sin tóxicos: 5 pasos para un hogar limpio y saludable

¿Sabías que el aire de tu casa puede estar hasta 10 veces más contaminado que el del exterior? Diversos estudios han descubierto que los productos de limpieza convencionales liberan compuestos químicos que degradan la calidad del aire en interiores. De hecho, la EPA (Agencia de Protección Ambiental de EEUU) estima que el 72% de nuestra exposición a químicos ocurre dentro de edificios, especialmente por sustancias presentes en limpiadores domésticos. Es irónico: cuando limpias con químicos fuertes, podrías estar introduciendo toxinas invisibles en tu hogar. Estas sustancias a la larga pueden afectar tu salud y la de tu familia. Entonces, ¿cómo lograr un hogar impecable sin comprometer tu bienestar? La respuesta está en la limpieza con productos naturales, una alternativa ecológica, eficaz y libre de tóxicos. A continuación, te presentamos una guía en 5 pasos para transformar la limpieza de tu hogar, zona por zona, usando ingredientes naturales que cuidan de tu salud y del medioambiente.

Paso 1: Elimina los productos de limpieza tóxicos de tu hogar

El primer paso hacia un hogar sin tóxicos es identificar y retirar los limpiadores convencionales dañinos. Muchos productos comunes esconden ingredientes peligrosos detrás de etiquetas poco claras.

Por ejemplo, los ambientadores y detergentes perfumados suelen contener ftalatos, unas sustancias empleadas para fijar las fragancias que actúan como disruptores endocrinos – es decir, alteran tu sistema hormonal. Estudios han vinculado la exposición a ftalatos con problemas de fertilidad e incluso ciertos cánceres hormonodependientes.

Otro ejemplo es la lejía (cloro): aunque desinfecta con eficacia, sus vapores irritan las vías respiratorias y pueden dañar células pulmonares. Inhalar lejía habitualmente aumenta la susceptibilidad a infecciones; en escuelas europeas se observó hasta un 35% más de riesgo de infecciones respiratorias en niños expuestos a limpieza frecuente con lejía.

Asimismo, el amoníaco, presente en limpiacristales y desengrasantes, despide vapores muy irritantes (¡y nunca debe mezclarse con lejía, pues genera gases tóxicos!). También debemos mencionar los compuestos de amonio cuaternario (QAC) que se hallan en desinfectantes “antibacteriales” y suavizantes: se les ha relacionado con problemas reproductivos y alergias en la piel.

Ingredientes como el triclosán (antibacterial ahora prohibido en algunos países) o el formaldehído (conservante presente en limpiadores y detergentes) engrosan la lista de químicos indeseables por sus posibles efectos adversos.

👉 ¿Qué hacer? Revisa bajo tu fregadero, despensa y lavadero. Lee las etiquetas de tus productos actuales y busca términos como “hipoclorito de sodio” (lejía), “amoníaco”, “amonio cuaternario”, “fragancia” (posibles ftalatos) o “phenol”/“formaldehído”. Si los encuentras, es hora de decirles adiós de forma responsable. Agota su contenido limpiando áreas secundarias o llévalos a un punto limpio para desechos peligrosos, pero no continúes usándolos en tu día a día. Notarás que al eliminarlos también reducirás los fuertes olores químicos en casa. Este paso abre espacio, literalmente, para opciones más seguras y naturales en tu armario de limpieza.

Paso 2: Reúne ingredientes de limpieza naturales imprescindibles

Con los tóxicos fuera, toca armar tu kit básico de limpieza ecológica. Afortunadamente, no necesitas productos costosos, solo unos cuantos ingredientes naturales multiuso, económicos y fáciles de conseguir. Incluye en tu despensa de limpieza:

  • Vinagre blanco: Un clásico de la limpieza natural. Es un ácido acético suave que desinfecta y elimina bacterias, a la vez que disuelve la grasa y la cal. Es ideal para limpiar encimeras, baños y dejar los cristales sin marcas. Además, neutraliza malos olores en el ambiente y en textiles. (Tip: Usa vinagre de limpieza o vinagre blanco destilado al 5%. El olor a vinagre desaparece al secar, pero si lo prefieres puedes añadir unas gotas de aceite esencial para camuflarlo.)

  • Bicarbonato de sodio: Polvo blanco mágico para el hogar. Funciona como un abrasivo suave que ayuda a fregar sin rayar, arrastrando la suciedad difícil. También neutraliza olores – perfecto para el cubo de la basura, el refrigerador o alfombras. Combinado con agua forma una pasta desengrasante y, junto con vinagre, ayuda a destapar desagües gracias a su efervescencia. (Más adelante te contamos cómo usar esta combinación correctamente.)

  • Limón: El zumo de limón contiene ácido cítrico natural, útil para desincrustar restos de jabón y brillos metálicos. Desengrasa y aporta un aroma fresco cítrico muy agradable. También tiene propiedades antibacterianas leves gracias a su acidez. Puedes usar medio limón para pulir grifos o fregaderos de acero inoxidable; quedarán relucientes y perfumados.

  • Jabón natural: Nos referimos a jabones vegetales biodegradables, como los jabones que elaboramos nosotros para uso cosmético pero específicos para limpieza del hogar. Vienen en barra, escamas o líquido. Son ideales como base para un limpiador multiusos casero (por ejemplo, diluyendo una cucharada de jabón líquido en un litro de agua caliente). Con jabón natural puedes fregar pisos, lavar platos a mano, e incluso la ropa, todo sin los sulfatos agresivos de los detergentes convencionales.

  • Aceites esenciales: Opcionales pero recomendables. Aceites como el árbol de té, lavanda, limón o eucalipto aportan fragancia natural y algunas propiedades desinfectantes o antifúngicas. Por ejemplo, unas gotas de aceite de árbol de té en tu limpiador casero ayudarán a combatir moho y bacterias en el baño, dado su efecto antimicrobiano. Úsalos con moderación (5-10 gotas por litro de solución) y disfruta de un aroma agradable sin recurrir a perfumes sintéticos.

  • Percarbonato de sodio (el blanqueador ecológico): Es un polvo blanco granulado, mezcla de carbonato de sodio y peróxido de hidrógeno al disolverse en agua. El percarbonato es biodegradable y libre de cloro, pero extremadamente efectivo para blanquear ropa y limpiar manchas difíciles. Al liberar oxígeno activo funciona como la “lejía natural”: quita manchas de café, vino, sangre, etc., sin decolorar tejidos ni dañar superficies (excepto aluminio). Es tu aliado para mantener blancos impecables y para desinfectar el WC o los trapos de cocina remojándolos en agua caliente con un par de cucharadas de percarbonato.

Estos seis elementos forman el núcleo de tu arsenal de limpieza sin químicos tóxicos. Con ellos podrás fabricar limpiadores caseros para casi todo: desengrasantes, abrillantadores, desinfectantes suaves, detergentes para ropa, entre otros. Recurrir a ingredientes naturales como vinagre o bicarbonato permite desengrasar, limpiar cristales, suavizar la ropa o eliminar moho, todo sin tóxicos. Además, son productos asequibles y de bajo impacto ambiental. Notarás que reducen la cantidad de envases plásticos y, al ser multiuso, simplifican tu armario de limpieza (¡adiós a tener un producto diferente para cada rincón de la casa!).

Nota: Evita mezclar vinagre y bicarbonato en el mismo recipiente; aunque juntos producen una efervescencia famosa en trucos de limpieza, se neutralizan entre sí. Esa reacción ácido-base genera dióxido de carbono (las burbujas) y deja como residuo agua con acetato de sodio, reduciendo la eficacia limpiadora. Es más efectivo utilizarlos por separado o de forma secuencial. Por ejemplo, para una mancha difícil en el horno puedes espolvorear bicarbonato (que actúa como abrasivo) y después rociar vinagre para aprovechar la acción mecánica de la espuma. Pero no los mezcles anticipadamente en una botella, pues pierden poder. Usados correctamente, cada uno por su lado, el vinagre es un excelente desinfectante y desincrustante, mientras que el bicarbonato es estupendo para restregar y absorber olores. ¡Así maximizas sus beneficios!

Paso 3: Limpieza sin tóxicos en la cocina

La cocina suele ser la zona con suciedad más desafiante: grasa adherida, restos de comida, olores persistentes… También es un lugar sensible, ya que ahí manipulamos alimentos y conviene mantener las superficies libres de químicos peligrosos. Veamos cómo limpiar tu cocina de forma natural y eficaz:

  • Encimeras y superficies grasas: Olvídate de los desengrasantes con solventes agresivos. Prepara un spray multiusos casero mezclando 1 parte de vinagre blanco con 1 parte de agua, y añade el jugo de medio limón. Rocía esta solución sobre la estufa, la campana extractora, azulejos y encimeras con salpicaduras de aceite. El vinagre y el limón disuelven la grasa y desinfectan ligeramente, mientras dejan un aroma fresco. Para grasa muy incrustada (por ejemplo, en la parrilla del horno o sartenes), espolvorea bicarbonato de sodio directamente sobre la superficie húmeda y luego rocía vinagre: la efervescencia ayudará a aflojar la suciedad difícil. Deja actuar unos minutos y frota con una esponja. Esta combinación natural es un potente desengrasante capaz de eliminar manchas de aceite y grasa en la cocina. Finalmente, aclara con un paño húmedo. Tus superficies quedarán limpias y sin rastro pegajoso.

  • Lavaplatos y fregadero: Para lavar platos a mano puedes usar un detergente casero hecho con jabón de Castilla (aquí tutorial para hacerlo en tu casa) rallado disuelto en agua caliente, enriquecido con unas gotas de limón para mejorar el poder antigrasa. Si prefieres algo inmediato, utiliza directamente un jabón ecológico para platos (libre de fragancias y fosfatos) que cuide tus manos y no deje residuos químicos en la vajilla. Para el fregadero y desagües, evita los típicos limpiadores de tuberías a base de sosa cáustica: en su lugar, desodoriza y destapa vertiendo 1/2 taza de bicarbonato por el desagüe seguido de 1/2 taza de vinagre caliente. La reacción expulsará restos y neutralizará olores. Cubre el desagüe unos minutos, luego enjuaga con agua hirviendo para arrastrar todo. Este método natural elimina acumulaciones leves sin dañar las tuberías ni liberar gases tóxicos.

  • Refrigerador y olores: Es fundamental limpiar el interior de la nevera con productos seguros, ya que están en contacto con alimentos. Una mezcla de agua con bicarbonato es ideal: disuelve 2 cucharadas de bicarbonato en un litro de agua tibia y usa un paño para fregar baldas y cajones. El bicarbonato desinfecta suavemente y absorbe olores, dejando el refri fresco. Coloca un tarrito abierto con bicarbonato en una esquina del refrigerador para que siga atrapando malos olores de forma continua. También puedes añadir unas gotitas de extracto de vainilla o de limón al bicarbonato para un aroma agradable. Notarás la diferencia: un frigorífico limpio y sin ese olor a químicos artificiales.

  • Horno y microondas: Para limpiar el horno de forma natural (incluso hornos muy sucios), aprovecha el poder del bicarbonato. Espolvorea abundante bicarbonato por toda la base y paredes del horno (apagado y frío), y con un atomizador rocía agua hasta humedecer el bicarbonato, formando una pasta. Deja reposar toda la noche: el bicarbonato ablandará los restos carbonizados. A la mañana siguiente, retira la pasta con una esponja – verás cómo la suciedad sale con facilidad – y aclara con un paño húmedo. Si quedan restos difíciles, ayúdate de una espátula de madera o vuelve a repetir el proceso en las zonas puntuales. Para el microondas, mezcla en un bowl apto 1 taza de agua con el jugo de un limón (incluso puedes echar las cáscaras). Caliéntalo 3-5 minutos hasta que el vapor empañe el interior; ese vapor de limón aflojará la grasa y neutralizará olores. Luego pasa un paño y listo, sin fregar. ¡Microondas limpio y con olor cítrico!

  • Suelo de la cocina: El piso de la cocina acumula grasa microscópica de las frituras y pisadas constantes. En lugar de fregasuelos químicos, usa agua caliente con vinagre (un chorro de vinagre en el cubo de agua) o con un poquito de tu jabón natural líquido. Friega el suelo normalmente; el vinagre desinfecta y desprende la suciedad, a la vez que elimina olores de derrames de comida. No temas: el olor avinagrado desaparece al secar y no deja residuos pegajosos. Para suelos de madera sellada o laminados, es preferible solo agua tibia con unas gotas de jabón de Castilla, ya que mucho vinagre podría opacar el brillo con el tiempo. En cualquier caso, habrás limpiado a fondo sin ambientar la cocina con químicos; solo queda ventilar y disfrutar de un ambiente fresco.

limpieza del hogar sin tóxicos

Paso 4: Limpieza sin tóxicos en el baño

El baño es territorio de gérmenes, humedad y acumulación de cal. Tradicionalmente atacamos el baño con lejía, amoniaco, anticales ácidos y ambientadores fuertes – una sopa química nada saludable de respirar en un espacio reducido. La buena noticia es que los ingredientes naturales pueden dejar tu baño reluciente y desinfectado sin necesidad de mascarilla. Te contamos cómo:

  • Inodoro (WC): En vez de lejía, vamos a emplear vinagre blanco y bicarbonato para limpiar y desinfectar la taza. Vierte una taza de vinagre directamente en el interior del inodoro, empapando las paredes. Déjalo actuar 5-10 minutos; el vinagre ayudará a desinfectar (es antimicrobiano) y aflojar depósitos de sarro. Luego agrega 1/2 taza de bicarbonato de sodio dentro del agua del WC. Al reaccionar con el vinagre, hará espuma – frota entonces con la escobilla por toda la taza, especialmente bajo el borde. El bicarbonato abrasivo removerá manchas y el vinagre eliminará olores. Deja la mezcla unos minutos más si puedes y finalmente tira de la cadena. ¡Inodoro limpio, blanco y sin olores químicos! Para una desinfección extra, puedes añadir unas gotas de aceite de árbol de té al vinagre antes de aplicarlo, o incluso usar percarbonato de sodio: espolvorea 2-3 cucharadas de percarbonato en la taza y añade un litro de agua muy caliente, espera 15 minutos y cepilla. Este libera oxígeno activo que arrasa con gérmenes y suciedad rebelde, logrando un efecto similar al de la lejía pero sin sus vapores tóxicos.

  • Lavabo, ducha y azulejos: Eliminar la cal y el jabón pegado en estas superficies es sencillo con vinagre. Prepara en un pulverizador una solución de 50% vinagre blanco y 50% agua. Rocía generosamente el lavabo, la grifería, la mampara de la ducha y los azulejos. Deja actuar unos 10-15 minutos (el vinagre disuelve los depósitos minerales de cal). Luego frota con una esponja o paño las superficies: la cal y restos de pasta de dientes o jabón saldrán sin esfuerzo. Aclara con agua limpia o pasa un paño húmedo. Para las juntas de azulejos con moho o ennegrecidas, haz una pasta espesa de bicarbonato y agua y frótala directamente en las junturas con un cepillo de dientes viejo. Después rocía el vinagre encima de esa pasta: verás burbujear, lo cual ayuda a penetrar en las ranuras. Espera un rato y aclara; las juntas quedarán mucho más blancas. El vinagre es eficaz eliminando moho de superficies del baño, pero si tienes moho muy resistente (por ejemplo, en el borde de la silicona), aplica vinagre sin diluir directamente y déjalo una hora antes de frotar. Otro aliado contra el moho es el aceite de árbol de té: mezcla en un atomizador 1 taza de agua, 1 taza de vinagre y 10 gotas de aceite de árbol de té, agita y pulveriza sobre zonas con hongos (esquinas de la ducha, cortinas, etc.). Déjalo secar sin enjuagar – el árbol de té es fungicida y ayudará a que no reaparezca rápidamente el moho. Importante: Mantén el baño bien ventilado durante y después de la limpieza (¡abre la ventana o enciende el extractor!). Aunque nuestros ingredientes son naturales, siempre es bueno renovar el aire, más aún si hay humedad, para evitar proliferación de hongos.

  • Espejos y cristales: Los limpiavidrios convencionales suelen contener amoníaco; el nuestro casero no lo necesita. Toma tu pulverizador con 50/50 vinagre-agua (incluso puedes usar el mismo que preparaste para los azulejos) y aplícalo sobre el espejo y las mamparas de vidrio. Seguidamente, seca con un paño de microfibra que no suelte pelusa o con papel de periódico hecho bola. Quedarán cristales transparentes y sin velos. Si notas alguna marca, pule con un paño seco limpio. Truco: Haz la limpieza de cristales siempre de arriba hacia abajo y seca bien los bordes para que no queden gotitas. El vinagre logra espejos brillantes sin el característico olor fuerte de los limpiacristales comerciales.

  • Superficies y accesorios: Para el exterior del inodoro, porta-rollos, estanterías y otras superficies del baño, puedes usar el mismo spray multiusos de vinagre+jabón natural que preparamos para la cocina. Otra opción rápida: mezcla en un cubo pequeño agua tibia con un chorrito de jabón natural (o un par de escamas de jabón de Marsella) y, si deseas desinfectar, añade 2 cucharadas de vinagre. Humedece un paño en esta solución jabonosa y repasa todas las superficies (mueble del lavabo, tapa del WC, puertas). El jabón arrastra la suciedad y el vinagre desinfecta suavemente. Después pasa otro paño solo con agua para retirar restos de jabón y seca. Tu baño quedará limpio, desinfectado y sin ese olor penetrante a cloro. Para mantenerlo, un tip sencillo es pasar una escobilla con vinagre rápidamente dentro del WC y un paño por el lavabo un par de veces por semana, así evitas suciedad acumulada y reduces la necesidad de limpiezas profundas.

Paso 5: Lava tu ropa de forma ecológica y sin químicos tóxicos

La colada es otro frente donde abundan los químicos ocultos: detergentes convencionales repletos de fragancias sintéticas, suavizantes cargados de compuestos cuaternarios, blanqueadores con cloro, etc. Si buscas un hogar verdaderamente sin tóxicos, tu ropa también merece un cambio de rutina. Te sugerimos estos consejos para un lavado natural y eficaz:

  • Detergente ecológico o casero: Cambia tu detergente convencional por una alternativa ecológica, libre de fosfatos, blanqueadores ópticos y perfumes fuertes. Hoy en día existen detergentes bio certificados que utilizan ingredientes de origen vegetal y son hipoalergénicos. ¿Prefieres hacer tu propio detergente? Es más fácil de lo que parece: ralla una pastilla de jabón natural (Castilla, Marsella o incluso jabón neutro tipo Lagarto) hasta obtener 1 taza de virutas finas. Mézclalas con 1/2 taza de bicarbonato de sodio y 1/2 taza de washing soda o carbonato de sodio (sosa para lavar, disponible en droguerías). Guarda esta mezcla en un frasco hermético – ya tienes un detergente en polvo casero. Usa unas 2 cucharadas por colada directamente en el tambor o en el cajetín. El jabón limpia y desengrasa, el bicarbonato ayuda a quitar olores y manchas leves, y el carbonato de sodio refuerza el lavado en aguas duras. Para ropa muy sucia, agrega una cucharada extra de bicarbonato en el tambor. Tu ropa saldrá limpia y sin residuos químicos, y sabrás exactamente qué ingredientes tocan tus prendas.

  • Suavizante natural: Los suavizantes comerciales suelen contener amonios cuaternarios, los mismos desinfectantes que mencionamos antes, que pueden dejar residuos irritantes en la ropa (y de paso en tu piel). La alternativa más simple y efectiva es usar vinagre blanco como suavizante. Solo tienes que verter 1/2 taza de vinagre en el compartimento del suavizante de tu lavadora (no te preocupes, la ropa no olerá a ensalada; el olor se va al secar). El vinagre ayuda a eliminar restos de detergente en las fibras, suaviza la ropa de forma natural y reduce la electricidad estática. Incluso actúa fijando los colores y evitando que las prendas grises adquieran ese tono amarillento con los lavados. Si quieres un aroma, puedes añadir 2-3 gotas de aceite esencial de lavanda o tu preferido mezcladas en el vinagre. Tu colada saldrá suave, sin esa película químicas que dejan los suavizantes convencionales, y con un ligero aroma natural. Un bonus: este truco también previene depósitos de cal en tu lavadora, cuidando el electrodoméstico.

  • Blanquear y quitar manchas sin lejía: Para la ropa blanca o manchas difíciles, recuerda al aliado del que hablamos: el percarbonato de sodio. Añade 2 cucharadas de percarbonato junto con tu detergente en cada lavado de ropa blanca (funciona mejor con agua caliente >40ºC). El percarbonato desprende oxígeno activo que blanquea la ropa dejándola impecable, sin deteriorar las fibras. Para manchas localizadas (vino, café, sudor en cuellos, etc.), haz una pasta con percarbonato y agua tibia, aplícala directamente sobre la mancha y deja reposar 30 minutos antes de lavar. Verás que las manchas se difuminan o desaparecen. También puedes remojar prendas muy amarillentas en un balde con agua caliente y 2 cucharadas de percarbonato durante una hora antes de lavarlas. ¿Y para ropa de color? En general el percarbonato es seguro, pero si son colores muy oscuros o telas delicadas, puedes optar por bicarbonato (1/2 taza en el lavado) que ayuda a quitar olores y realzar los colores, o simplemente lavar con jabón natural y secar al sol (el sol es un blanqueador gratuito para las prendas blancas y elimina bacterias). Adicionalmente, si buscas blanquear de forma puntual tejidos o incluso la loza del baño, el agua oxigenada (peróxido de hidrógeno) al 3% también es útil: aplícala sobre la superficie manchada, deja actuar y enjuaga. Es otro desinfectante sin cloro que puedes usar con precaución en telas resistentes.

  • Secado y aroma final: Evita las toallitas aromatizadoras de secadora (tienen fragancias sintéticas y químicos antimotas). En su lugar, si usas secadora, coloca 2-3 bolas de lana para secadora (reutilizables) para reducir la estática y acortar el tiempo de secado. Puedes impregnar estas bolas con unas gotas de aceite esencial para dar aroma a la ropa mientras se seca. Mejor aún, cuando el clima lo permita, tiende la ropa al aire libre: el sol y el aire fresco dejarán un olor naturalmente limpio en tus sábanas y ropa, ¡sin necesitar nada más! Un truco casero para perfumar armarios es poner saquitos de tela con flores secas de lavanda, rodajas de canela o piel de naranja seca; mantendrán un aroma agradable en tu ropa guardada, reemplazando a las típicas pastillas de alcanfor o ambientadores artificiales.

Con estos pasos, habrás logrado un hogar limpio y saludable, libre de tóxicos. Hacer la transición a la limpieza ecológica es más sencillo de lo que parece y los beneficios se notan rápido: menos alergias, aire más puro y hasta ahorro económico. Piensa que muchos de estos ingredientes naturales cuestan céntimos y reemplazan a decenas de productos comerciales. Además, al prescindir de químicos agresivos, cuidas tu salud, la de tu familia (incluidas tus mascotas) y reduces tu huella ambiental. Los niños y mascotas, por ejemplo, son los más vulnerables a las toxinas del hogar – ahora estarán más seguros sobre pisos limpios sin residuos químicos. Y tú también lo notarás: limpiar ya no significará tener que soportar olores mareantes ni usar guantes gruesos por miedo a irritaciones.

Por último, disfruta del proceso. Hay un cierto empoderamiento en volver a métodos tradicionales, en saber que con vinagre, bicarbonato, un poco de limón y jabón puedes dejar tu casa impecable. Como decían las abuelas, “limpio huele a nada” – es decir, un hogar limpio no necesita oler a “pino artificial” o “floral químico”, sino simplemente a aire fresco. Verás cómo con estos cambios respiras un ambiente más limpio y sano en casa. Tu hogar será un refugio libre de tóxicos, donde realmente podrás sentir tranquilidad. ¡Empieza hoy mismo a limpiar de forma natural y tu cuerpo (y el planeta) te lo agradecerán! 🏠🌱

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